Lovaina


Y sobre mi almohada lloré, una vez más. Como cada noche desde aquel día, mis lágrimas caían lentamente desde mis ojos. La impotencia me cegaba y la razón dejaba paso a la ira.


“¿Por qué a mí?” Me repetía cada noche, y cada noche me perdía buscando una solución, una desesperada respuesta que me diera pie a seguir intentándolo, a seguir viviendo una vida ahora vacía…Lo probé todo, pero nada me llenaba como lo hacía ella. Nada me hacía sonreír como lo hacía ella. Nada podía cambiar me estado de ánimo tan fácilmente como lo hacía ella.


Solo, como cada noche, pienso en ella y miro al cielo en busca de una respuesta, una señal. Pero cada noche mis ilusiones, mis esperanzas se ven frustradas y pierdo el sentido, pierdo la cabeza ahora sin ti. Sólo le pido a Dios que sepa tratarte como siempre has merecido, como nunca te traté yo.


Yo siempre te quise a mi manera, y ahora pago por ello rodeado estos fríos barrotes, y embriagado de soledad. Siempre quise lo mejor para ti aunque nunca lo demostré y en el fondo, no me arrepiento de lo que hice, porque si siguieras viva yo seguiría haciéndote sufrir, haciendo de tu vida una tortura constante, matándote con mi vida. Ahora pago mi condena, y no te culpo por ello, sólo espero poder enmendar de alguna forma el daño que tanto te hice. Lo siento.

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Florencia


-¿No te da miedo esto?


-¿Miedo?¿Por qué tenía que darme miedo? Nos queremos, ¿qué hay de malo en eso?


- Sabes perfectamente lo que hay de malo…Tú eres el hijo del rey y yo soy una simple criada que le lava los calzoncillos. No te hagas el tonto.


-Pero mi padre sabrá aceptar nuestro amor, y si no lo hace, huiremos juntos, te lo prometo


- No me mientas. Tu padre lo está pasando muy mal últimamente. La pérdida de las colonias en el nuevo mundo le está hundiendo. Le oigo hablar desde la pared de la cocina y lleva días buscando una pretendienta adinerada para ti, cuyo padre pueda sacaros de la miseria sin que el resto de Europa se entere de vuestra situación. Deja de engañarme con falsas promesas. Tú harás lo que él te mande y tarde o temprano me dejarás aquí para unirte en matrimonio con esa tal Antonela del Reino de Nápoles, hija del rey Lucciano. ¿Hasta cuándo vas a engañarme?


- No te estoy engañando, te quiero, y ahora que te he sentido más que nunca, ahora que nuestros cuerpos desnudos descansan en la penumbra, puedo decirlo con total sinceridad. Desde que nací has estado a mi lado, has sido mi criada, pero yo nunca te vi como tal. Para mí siempre fuiste la niña de la cocina. Aquella con su lacito y su delantal remendado, que no paraba de reír cuando su madre le hacía cosquillas. Para mí siempre has sido simplemente tú, el cariño hecho persona, la amabilidad encarnada en un perfecto cuerpo de mujer, y ahora que estamos juntos ya nada nos volverá a separar. Al alba, pienso decirle a mi padre que la mujer con la que deseo compartir mi vida eres tú.


- ¡No! Si lo haces me matará y hará parecer que fue un accidente. No puedes decirle nada. Prefiero vivir una vida sirviéndote y viendo cómo otra te toca, a vivir una vida sin tenerte cerca. Nunca podría aguantarlo. Sólo te pido una cosa, prométeme que siempre seré yo la mujer a la que ames, que siempre seré yo la mujer con la que quieras estar, y yo me conformaré con tenerte en mi regazo cuando la luna nos de un respiro, cuando el sol nos oculte tras sus rayos. Esperaré todo lo que haga falta, incluso hasta la muerte. Pero dime que estarás a mi lado, aunque sea en la distancia.


- Nunca te dejaré, aunque tenga que vivir alejado de la nobleza, aunque mi vida se resuma a una granja y un puñado de gallinas, estaré contigo hasta el final de mis días, aun cuando el sol se apague y las tinieblas gobiernen el firmamento. Estaré a tu lado porque lo eres todo para mí y sin ti, no soy nada.

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Vigo


Tú, yo y el mar


¿Por qué una noche de invierno

A tu lado es especial?

¿Por qué las palabras vuelan

Si me pongo en ti a pensar?

Es acaso el amor.

Es acaso el penar.

O son tus lentas caricias

Las que me hacen recordar

Que una vida sin tus besos,

Sin tu abrazos, tus rezos,

Sin tu luna, sin tu pelo,

Nunca podría aguantar.

Que me muero si no te tengo,

Que si no te veo más

Puedo caer aquí muerto,

Aquí mismo y pensar

Que en una vida sin ti,

Llena de puro dolor,

De lágrimas y de llanto,

En la que no existiera amor,

En la que no existe el encanto,

No es vida, sino espanto.

Desde aquí y mirando al cielo,

Pienso en aquella noche

Junto a ti, junto a tu cuerpo,

En la que tanto lamento

Pudo por fin acabar.

Mi vida

La tuya

Tus manos

Las mías

Un soplo, un aliento,

Un beso sin más

No sé lo que pienso.

No sé que pensar.

Sólo sé que aquella noche,

Aquella noche sin más

No había nada en el mundo

Solos tú, yo y el mar.

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Chile: Historia de una catástrofe

La ciudad de Concepción sufrió el pasado día 27 de febrero de 2010 un duro e irreparable golpe. Un terremoto asoló esta ciudad dejando casi 800 a nivel nacional y miles de afectados.


Cada día surgen catástrofes de este tipo en todo el mundo: terremotos, tsunamis, tornados, huracanes…Esta vez le ha tocado a Chile, país de Suramérica, sufrir las consecuencias de este capricho de la naturaleza.


Este terremoto ha acabado con las ilusiones y esperanzas de miles de personas, como es el caso de Carlos y Laura, e incluso con la vida de otras tantas. Hemos sido testigos de la fuerza que tiene la madre naturaleza sobre nosotros. Ahora toca pensar en el pasado y arreglar el presente, para poder disfrutar de un mejor futuro.



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Carlos


Ella otra vez. Como cada mañana sola con su maletín y su traje ceñido, me pedirá un café largo. Supongo que tendrá otro caso que resolver. A veces me la imagino en pleno juicio acusando a un ladrón o a un asesino y se me hace raro pensar que una persona tan dulce haya podido encarcelar a tantos criminales. Pero ahora no es el momento, tienes que estar concentrado. Has esperado este momento tanto tiempo y sabes que no puede pasar de hoy. Hoy es el día en que el que por fin le dirás lo que sientes, aun sabiendo que es una amor ilógico, imposible, carente de fundamento y pasional. Seamos sinceros: ella es la mejor abogada de concepción y yo sólo el típico camarero sin estudios que le sirve café cada día en su bufete. Pero, aunque no puede ser, me resigno a perder un día más viviendo en esta mentira que yo sólo me estoy creando y creyendo. No aguanto más.


Tantas noches soñando con ella, tantos discursos en el espejo ante mí mismo, tantos meses de silencio tienen que acabar hoy. Hoy es el gran día. Lo has ensayado, te has puesto lo mejor que tienes y todo va a salir bien. Pero aún así llegan las dudas, los sudores, los malos tragos. Y es que, ¿cómo iba una chica como ella fijarse en un chico como yo? Ella, tan radiante, capaz de eclipsar a cualquier ser humano con su sonrisa; tan perfecta que hasta Dios se asombraría de tal obra maestra. Pero como decía mi vieja abuela, que en paz descanse, “hasta que no fracases no sabrás tus limitaciones”.


Allá voy. Me tiembla el pulso. El corazón a cien parece que se va a estallar y va a salir volando de mi pecho. Una vez más me acerco a ella. Las palabras que tanto he ensayado retumban en mi cabeza y hacen presión para salir disparadas.


- ¿Largo de café, como todos los días, Laura?


- Sí, por favor.


La miro a los ojos: es el momento.


- He esperado tanto este momento, que ahora no sé cómo empezar. Te veo todos los días y no me atrevo a acercarme, pero quiero que sepas algo.


De repente, todo se quedó a oscuras…



Miles de personas lo han perdido todo, ayúdales:

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Laura


¿Se dará cuenta? A lo mejor estos tacones llaman un poco más su atención. A lo mejor no se fija en mí porque tiene novia, pero yo ya no sé qué más puedo hacer. He probado todos mis modelitos y ninguno ha hecho que me dirija una sola palabra. Supongo que no seré su tipo, así que si hoy no me dice nada tendré que ser yo la que tome la iniciativa.


Ya estoy sentada en la mesa que ya casi lleva mi nombre. Haré como que tengo mucho trabajo y así podré tener la vista fija en un punto para evitar que se desvíe hacia él. Pero es que no puedo evitarlo; me derrito cada vez que, después de servirme el café, me deleita con su sonrisa perfecta. Si esa es su sonrisa, no quiero ni pensar cómo será su voz. Y es que he idealizado tanto el día que me dirija la palabra que no sé cómo voy a reaccionar ante tal evento. Estate serena, seria, como siempre; intenta parecer distraída a la vez que atenta.


¡Oh, no, viene hacia aquí! Pero si no le he pedido nada, ¿por qué viene con la jarra de café? ¿Se habrá equivocado confundiéndome con otra clienta? Bueno, sea como sea, se está acercando. Intenta que no note tu nerviosismo crónico que tanto te ha hecho perder en el pasado, porque hoy empieza tu nueva vida. ¿Pero y qué le digo? Dejaré que hable él, pero ¿cómo voy a dejar que hable él? Si nunca ha dicho nada, hoy no va a ser diferente. Bueno, tranquila cuando venga le dices que no has pedido nada, pero que quieres un café largo y ya está, así tendrás tiempo para pensar qué decirle cuando vuelva a la barra por tu café. Ya está aquí, se ha parado al lado mío y parece muy decidido. Voy a decirle que se ha confundido, pero ¡qué sorpresa!


-¿Largo de café, como todos los días, Laura?


¿Sabe mi nombre? Y tiene voz, ¡qué voz! Intenta responder con serenidad y calma, y sobre todo, sé educada, ¡pero di algo ya!


- Sí, por favor.


¿"Sí, por favor”? ¿Eso es todo lo que se te ha ocurrido después de tanto tiempo esperando este momento? Otra oportunidad desperdiciada…


Pero, un momento, me está mirando, y eso no es lo peor: yo me he quedado embobada mirando sus preciosos ojos azules, ¿se habrá dado cuenta? ¡Qué tonta! Va a decir algo…


- He esperado tanto este momento, que ahora no sé cómo empezar. Te veo todos los días y no me atrevo a acercarme, pero quiero que sepas algo.


Menos mal, se me ha adelantado. ¡Me ha cogido de la mano!


- Laura…


En ese momento, oscuridad. Todo se desvanece. Caos, desesperación, gritos…Con hilo de voz oigo “te quiero”. Yo, con el último suspiro de mi corazón, y aferrada a él, le beso en los labios y permanecemos juntos para siempre.


Miles de personas lo han perdido todo, ayúdales:

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El clima: dos polos opuestos

¿Qué tiempo va a hacer mañana? ¿Alguien lo sabe? Yo creo que no. A menudo confiamos en los denominados expertos para conocer los caprichos temporales y siempre dentro de nuestra cabeza todo se resume a dos palabras: frío y calor.



Pero, ¿qué es el frío? ¿Qué es el calor? En mis experiencias viajando me he chocado con diversas situaciones que me han hecho enfrentarme a climas muy extremos y he llegado a la conclusión de que no existe una definición exacta de lo que es el calor o de lo que es el frío. Cada uno tenemos una percepción propia de las situaciones climáticas, aunque existen unos valore que califican gradualmente el clima de cada lugar.



Aunque el clima está cambiando, la experiencia de viajar nos permite conocer cómo cada cultura, como cada persona, entiende este cambio. Viajando podremos ver cómo afecta en cada lugar el cambio que el clima está sufriendo, y viajando podemos encontrar soluciones para detener este cambio. Unos dicen que no existe, otro simplemente no creen en ello. Yo no tengo muy claro que el mundo esté cambiando, para bien o para mal, o que el cambio climático sea una verdad incómoda, pero lo que sí sé es que poco a poco está acabando con el clima tal y como lo conocemos, y que pronto nos veremos obligados buscar soluciones drásticas, aunque sea demasiado tarde.


No quiero ser catastrofista, sólo pido que se tenga en cuenta el lugar que nos ha visto nacer, el lugar que nos ha ayudado a conquistar con una rosa a la chica de nuestros sueños, el lugar que ha sido el centro de tantas y tantas historias de amor, de celos, de vida, de muerte; y pido que por una vez le devolvamos el favor, le dejemos respirar, porque el mundo está en nuestras manos.




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Frío


Definición:



1. adj. Dicho de un cuerpo: Que tiene una temperatura muy inferior a la ordinaria del ambiente.


2. adj. Dicho de un color: Que produce efectos sedantes, como el azul o el verde.


El frío, esa sensación angustiosa que te hace tiritar, ha sido llevado en muchas ocasiones a la literatura en obras como en el poema de Manuel María de Flores "Frío" y muchas más a la gran pantalla con pelícualas como "El día de mañana", aunque también cabe destacar su uso en el mundo musical, como es la canción "Frío", de Albertucho.



Mi mayor sensación de frío la viví el año pasado en mi escapada de dos días a Bruselas. El frío hacía que la nariz se taponara, que los huesos se calaran y que el dolor de cabeza hiciera que nuestras ideas se perdieran por el hielo. Ese fin de semana una ola de frío provocó el caos en Bruselas y la nieve abarrotó las calles de la ciudad de la cerveza.



No podíamos salir sin tres camisetas y por supuesto nuestro par de guantes, bufanda y dos (o tres) pares de calcetines. Fue horrible, pero por suerte pudimos disfrutar de la grandeza de una ciudad tan mágica como lo es Bruselas, y por supuesto os recominedo una visita o dos, cuantas más mejor.

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Calor


Definición


1. m. Sensación que se experimenta ante una elevación de temperatura. U. t. c. f.

2. m. Ardimiento, actividad, ligereza.



A menudo nos sorprendemos a nosotros mismos cuando nos vemos pidiéndole al cielo que llueva, que bajen las temperaturas, que por Dios santo deje de hacer tanto calor. Pero a menudo nos chocamos con nosotros mismo cuando nos damos cuenta de que, en realidad, no hace tanto calor.
Todos hemos sido víctimas de estas acusaciones, pero ¿alguno de nosotros nos hemos parado alguna vez a pensar en aquellos lugares donde las temperaturas más bajas rondan los 25 grados, donde usar ropa de color blanco puede suponer una lipotimia o aquellos lugares donde el agua se evapora antes de caer de nuestra botella?



La gran mayoría de nosotros vivimos en un clima cómodo, un clima lleno de ventajas, calorcito en verano y un tiempo fresquito en invierno, pero ¿os habéis visto en una situación en la que el calor os provoque un desmayo? ¿Habéis sentido los efectos asfixiantes de una insolación? ¿Alguna vez habéis sentido que la ropa ya no podía pesar más del sudor? Yo sí…Túnez. Vivir el mes de julio en Tunicia, a la ver que fue una de las mayores experiencias de mi vida, también hizo que me enfrentara a esta situación extrema.



Los 42 grados que sufrimos en el desierto, el “toque de queda” por el calor después de comer, las ropas ligeras, fue algo a lo que me costó adaptarme.

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